Bitácora II


La ciudad de Bogotá, en medio de su crecimiento alberga muchas de las características propias de la urbe moderna que se alza en medio de sus habitantes, promoviendo una urbanización cada vez más al servicio de un modelo económico hegemónico, la economía de mercado y el modelo capitalista cuya primera y última finalidad es el beneficio particular. En este sentido, el espacio y los territorios en los que habitan los bogotanos se vienen configurando según las especulaciones del mismo mercado que ve en estos una forma de consagrar su modelo, de esta manera, el mercado se impone mediante la construcción de conjuntos residenciales, centros comerciales y ampliación de vías e infraestructura, dejando atrás las características esenciales en que se conforma una sociedad hacia el uso y la definición del territorio, ya que es en este donde se  materializan las relaciones de los seres humanos, dándole significado al mismo por medio de la cultura y su relación con el mismo; por esto es importante observar cómo la creciente urbanización en vez de mejorar las relaciones de los habitantes capitalinos con su espacio, está generando la segregación, el empobrecimiento y por lo tanto la injusticia social propias de una política económica desigual, la cual no tiene en cuenta las necesidades más inmediatas de los habitantes. Pero en medio de esto también podemos encontrar espacios públicos y privados, puestos al servicio del arte y la cultura  de una manera en que se logre articular con toda la sociedad incluyendo así a las poblaciones invisibilidades y excluidas históricamente.

En este sentido buscando información que nos parece coyuntural ya que enfrenta el problema del uso y el significado del territorio, tomamos algunas noticias que ejemplificaran de mejor manera esta problemática. La toma del Bronx por parte de las instituciones distritales es un buen ejemplo, ya que en esta cuadra, reside unas de las poblaciones más vulnerables de la ciudad, provenientes la mayoría de lo que hace algunos años era denominado “el Cartucho”. Esta población ha sido víctima del crecimiento urbano promovido por las instituciones gubernamentales y privadas. La incapacidad para incluir a esta población, la mayoría con problemas de droga y en condición de habitante de calle, a las actividades de la ciudad, ha promovido una constante segregación y por lo tanto estigmatización de su condición, llevándolos a convertirse en parias de la sociedad que  los mira como si fueran un problema que solo amerita su indiferencia o la represión policial. Por esto nos parece importante la iniciativa por parte de  la alcaldía de la ciudad y las diferentes instituciones que la acompañan porque están teniendo una presencia permanente en el Bronx con la idea de incluir a esta población en los planes de la ciudad.

La Alcaldía busca en este campo mediante el arte y la cultura y por medio de  IDARTES con muestras artísticas como la pintura, el baile, y el canto, una intervención en el Bronx más allá de la represiva y policial. Esta acción puede tener varias consecuencias positivas ya que se incluiría a esta población en los movimientos culturales de la ciudad y por otra parte a los transeúntes, que en un principio pueden parecer indiferentes a esta problemática, quienes notarán que esta población existe y que hace parte integral de la ciudad. Además se promovería una nueva utilización del territorio, dándole nuevos significados que van más allá de la marginalidad, la explotación y las drogas que colman el diario vivir de sus habitantes. Así se cumpliría el derecho a la recreación que cada ciudadano posee.

Otra noticia que nos parece relevante es la negación que ha hecho el Instituto de Recreación y Deporte (IDRD) a la petición del Circo de los Hermanos Gasca para poder seguir utilizando el predio que actualmente ocupan en la ciudad para desarrollar su espectáculo hasta el próximo 3 de marzo. Nos parece importante ya que de nuevo el  territorio como lugar en donde se promueven relaciones sociales en base a lo público y lo común en muchas ocasiones es utilizado en prácticas que en este caso, atentan contra el bienestar ya no solo de las personas sino también de los animales, los cuales son instrumentalizados por medio de un ente, en este caso privado y en años anteriores con aprobación del sector público para el beneficio económico de sus dueños, sin dimensionar los daños que le causan a los animales; además del modo en que afecta a las personas que acuden al espectáculo que en su mayoría son niños acompañados por sus familiares, al promover una cultura en la que los animales son objeto de exhibición y explotación mas no parte fundamental de un medio ambiente cada vez más en deterioro. De todas formas las organizaciones ambientalistas siguen preocupadas por la falta de articulación por parte de las instituciones del distrito, ya que otros predios que no están titulados al nombre del IDRD como los que están  a nombre del IDU podrían prestar sus predios para estos fines. Seguiremos esta coyuntura más de cerca, pues creemos que una ciudad moderna como pretende ser Bogotá no puede aceptar que se exploten y maltraten animales bajo el pretexto de promover un supuesto arte.

También nos encontramos con varios actores y grupos  sociales, que en el  desarrollo de sus actividades culturales y artísticas, se toman los espacios de la ciudad para generar reivindicaciones de diferentes índoles. Es el caso de la obra de  teatro  Si el río hablara: el drama de los hermanos caídos que flotan en las aguas la cual le apuesta a generar memoria por medio del teatro, acerca del sufrimiento que padecen los familiares y amigos de los desaparecidos que ha generado la violencia, de este modo no son sólo los espacios públicos los que se vuelven objeto de una resignificación por parte de los artistas, también los espacios privados pueden llegar a convertirse en dinamizadores del cambio social. En esta misma línea, los integrantes de la Fundación Nydia Erika Bautista y miembros del Colectivo Beligerarte, generaron un mural en la Avenida calle 19 con carrera 7, el cual busca visibilizar por medio de la pintura mural la problemática de las miles de desapariciones y víctimas que ocasiona el conflicto armado en Colombia; en este sentido es interesante como los jóvenes transforman los espacios que la mayoría de veces se convierten solo en lugares de paso o sitios al servicio del comercio en verdaderas muestras artísticas y culturales, las cuales le dan un nuevo significado al territorio, volviéndolo un lugar que busca promover la conciencia colectiva hacia problemáticas que son comunes pero que gracias a la acción de los medios de comunicación y de la misma configuración de la ciudad, se vuelven invisibles para los ojos de los bogotanos, de nuevo el arte y la cultura toman un papel de transformación del territorio y el espacio.

Así como estas, son muchas las muestras artísticas y culturales que se promueven como herramientas  que van más allá del arte por el arte, o el arte como beneficio de unos pocos, sino que toman una connotación arraigada fuertemente al bien común reivindicándolo, visibilizando conflictos, aportando herramientas y transformándolo en múltiples expresiones de lo que, para muchos ciudadanos,  representa una mejor sociedad.

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