Bitácora III


Esta semana nuestro análisis seguirá girando alrededor de cómo el arte y la cultura, más allá de su evidente mercantilización y banalización, puede resurgir como forma de comunicación efectiva, de denuncia y sobretodo como herramienta para la construcción de memoria de las personas y los territorios. Sin embargo trataremos de no abandonar el conflicto planteado desde un principio , cuyos protagonistas son las poblaciones creadoras, promotoras y en general interesadas por los aspectos artísticos y culturales de la ciudad; por otro lado Bogotá como capital del país se ve afectada no sólo por lo que pasa dentro de su casco urbano sino por asuntos que trascienden sus límites, es por esto que noticias que son de interés nacional también tienen una incidencia grande en el distrito, así que serán tenidas en cuenta en nuestros análisis.
Dando continuidad a un tema tocado en nuestra entrada anterior, esta semana ha circulado en las redes sociales un vídeo de denuncia sobre el circo de los hermanos Gasca, en el que se muestran los maltratos y vejámenes a los que son sometidos los animales que se presentan tan saludables en estos espectáculos. Este tipo de denuncias, así como protestas y demostraciones artísticas callejeras  y en general el plan del alcalde Petro “Bogotá Humana”,  hace que se configure una nueva forma de pensar en estos espectáculos, por lo que se tiene pensado adelantar un proyecto de ley que prohíba el uso de animales en los circos. Desde este blog saludamos este tipo de iniciativas porque el arte y la cultura no deberían mezclarse con el maltrato y la explotación de otros seres, que son sujetos de derecho y que sienten tal cual como nosotros lo hacemos. Esta es una muestra que desde el actuar ciudadano, se puede recuperar el arte y la cultura de las manos de aquellos que sólo ven estos campos fundamentales de la vida como una máquina de hacer dinero.
En otros hechos, es innegable que las mujeres han sido prácticamente borradas de la historia por la sociedad colombiana que es patriarcal y ultraconservadora; por esto nos parece importante resaltar el conversatorio Las mujeres en la historia de Colombia que se llevó a cabo en el Museo de Arte del Banco de la República. Este conversatorio nos invita a la memoria  y a reconocer el papel que han tenido las mujeres en la construcción de este país; si bien no es un evento artístico o cultural si es impulsado y amparado por instituciones relacionadas con el tema, por lo que nos parece importante resaltar que pensamos que la cultura también es sin duda memoria y construcción de historia, rescatar a aquellas negadas y olvidadas es una forma de construcción de cultura que nos compete en la presentación de nuestra coyuntura.
En nuestro nuevo intento por observar actividades artísticas y culturales relacionadas con la construcción de memoria en nuestro país, no podíamos dejar pasar el nuevo boom de telenovelas relacionadas con temas supuestamente históricos. En este campo encontramos que las victimas de Carlos Castaño se quejaron frente al actor que interpreta al desaparecido paramilitar por no mostrar la imagen completa del conflicto, por lo que se pone en  duda la validez, objetividad y parcialidad de este documento televisivo; los productores de este tipo de programas de televisión siempre se han excusado en el toque de ficción que pueden tener sus productos por lo que puede considerarse un simple producto de entretenimiento y no un documento histórico. Frente a esto encontramos que el Ministerio de Cultura está ofreciendo 25 millones de pesos para contar la cultura en televisión desde la “no ficción”, estímulos que son importantes pero que definitivamente no son suficientes. En un país en el que la población en su gran mayoría accede a la cultura por medio de la televisión es poco probable que una serie con 25 millones de presupuesto pueda ser preferida a una mega producción como las realizadas por los canales privados y su “benévola” intención de contarnos nuestra historia por televisión. Esto tiene todo que ver con nuestro tema recurrente sobre la mercantilización del arte y la cultura, pues la solución frente a esta parcialidad y desinformación generadas desde los canales privados sólo puede venir de los artistas mismos, su compromiso ético y su negativa a formar parte de estos proyectos.
De esta forma termina la semana en nuestra coyuntura, con sinsabores y alegrías. Por un lado vemos como la mercantilización e instrumentalización discursiva del arte y la cultura sigue avanzando, sin embargo también nos alegramos de que desde la ciudadanía misma se generen propuestas y críticas que le hacen frente a este problema. La tensión y el conflicto se mantienen y eso nos alegra más todavía.


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