Bitácora IV


Tal como ha venido ocurriendo en las últimas semanas, nuestra coyuntura se ha movido de formas  muy interesantes que nos hace pensar que los actores del conflicto, planteado en entradas anteriores, tienen dinámicas y tiempos diferentes y que además el Estado al parecer tiene una postura imparcial entre grandes empresarios del arte y la cultura y los sectores independientes. Esto lo podemos evidenciar en que los grandes espectáculos privados, con precios prohibitivos y con fines estrictamente lucrativos no son tan frecuentes como pareciera, además el distrito no siempre los apoya totalmente; en el otro lado tenemos que los sectores dedicados a la cultura de forma independiente generan espacios, proyectos, eventos y un sinfín de actividades casi que de forma diaria, además entidades como el Ministerio de Cultura pareciera estar apoyando constantemente este tipo de actividades. Sin embargo el panorama de los estímulos y apoyos entregados por el Estado no es tan alentador, pues es claro que están mediados por intereses políticos y que por ejemplo actividades como la de los desaparecidos no encuentran apoyo alguno del Estado más allá del permiso para pintar la pared.
Dentro de las actividades impulsadas por la alcaldía de Bogotá y el Ministerio de Cultura encontramos que del 23 al 30 de Marzo se realizará el festival coral  America Cantat 7, este es un evento de gran importancia internacional y el hecho de que se realice en Bogotá muestra que desde el Estado también se impulsan actividades que buscan dar al arte y la cultura el valor intangible que tienen y no sólo su valor comercial. El planetario distrital, lugar que impulsa tanto la cultura como la ciencia, está próximo a ser reabierto. Además hay varias mini-giras de artistas dentro de la cultura hip hop que están siendo impulsadas por la alcaldía en las que se busca contribuir con la paz en el sur de la ciudad y dar nuevos significados a los colectivos y territorios, esto nos parece de suma importancia pues no sólo se apoyan espacios en los que artistas barriales puedan mostrar su trabajo sino que se usa la cultura y el arte como herramienta para la construcción de una ciudad más incluyente y humana, según los planes de la alcaldía. Estas son sólo algunas de las actividades que se impulsaron desde el distrito esta semana.

Por otro lado el observatorio sonido, política y memoria  sigue llevando a cabo sus sesiones lo que muestra que los espacios independientes continúan moviéndose desde sus perspectivas del arte y la cultura, es decir como espacios vitales de la sociedad.  Frente a esto también es importante resaltar las intenciones de la Comunidad Andina de Naciones para impulsar las industrias culturales; esto se convierte en parte importantísima del conflicto que desde este blog se plantea, pues la iniciativa tal como es diseñada pareciera tener un discurso algo ambiguo detrás; por un lado busca visibilizar el modo de vida y pensamiento de los habitantes de la zona andina creando producciones culturales, sin embargo tiene la visión del arte y la cultura como creadores de riqueza y como un aspecto que sólo muestra el problema  y produce ganancias, es decir que no transforma ni construye. Estas iniciativas, desde nuestro punto de vista, si no son manejadas de forma correcta, con un discurso claro y coherente, terminan en producciones como las que nos bombardean todos los días desde los canales privados de televisión, en donde las producciones culturales se encargan de mostrar una realidad parcializada y mediada por fines políticos y económicos, que en lugar de transformar la sociedad en algo mejor acentúa los peores valores presentes en esta.
De esta forma es como vemos que se ha movido la coyuntura de arte y cultura en la ciudad de Bogotá en la última semana. Nos ha servido para encontrar nuevos matices y dejar un poco la postura rígida y binaria con la que veníamos abordando el tema; En conclusión celebramos que podemos ampliar nuestra perspectiva de análisis, pero encontramos muchos sinsabores en las formas de actuar y en general como las propuestas hechas por las instituciones políticas se alejan algunas muchas veces de la realidad, dando la impresión de ser totalmente descontextualizadas y planteadas desde un escritorio sin tener en cuenta a la población y sus verdadero intereses.

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